Todo se alió para que la tarde fuese de esas para recordar: la compañía, la luz, la temperatura, el aroma a primavera, el verde intenso de los campos de cebada y la fauna en pleno frenesí, síntoma inequívoco de la sazón del momento.
Contra viento y lluvia, que no marea, casi un centenar de personas se acercaron con nosotros a disfrutar este pasado sábado en Toledo de la de la ruta ecoturístca #VueltaAlValleVEC, la segunda iniciativa solidaria de Ecoturismo contra el Cáncer que desarrollamos junto la Fundación Vencer el Cáncer y Vencer el Cáncer Toledo, tras la Berrea del Ciervo contra el Cáncer de hace pocos meses.
Cuando el año viene generoso en precipitaciones, comprobamos como nuestro campo se convierte en un auténtico rosario de pequeñas charcas, verdaderos hervideros de vida, tanto por las especies que acuden a beber, como por las que se alimentan de los recursos que estos pequeños remansos de agua ofrecen.
El pasado lunes, 10 de marzo, dicharachera y pizpireta, una golondrina (Hirundo rustica) se había posado sobre un hilo del cableado de mi calle en el casco histórico de Toledo. Para ser sinceros, me alegró la mañana. La primera del año de las muchas que en las próximas semanas empezarán a regresar desde el otro lado del Sahara, tras una larga singladura, contra viento y marea.